Cómo dejar de soñar, cómo dejar de pensar, cómo dejar de fantasear, si la tierra que piso es tan amarga, y yo, tan sin alas, que sólo tengo tu imagen para volar.
Mi hado, vivir en esta historia de cerdos de traje e ilustres linyeras, descalza, cansada y herida, con la furia explotándome en las entrañas y con guantes de impotencia…
¡Volar, volar y volar todo el día! despegarme de lo terrenal y soñar con la felicidad. Esa villana egoísta, bohemia, altiva y soberbia que se posó en frente de mí sólo para confirmarme que existe, y que no quiere ser mía.
El placer de poseerte en sueños, deseada felicidad, es algo que consume mis miserables días y me mantiene en un estanque mientras todo fluye, crece y salta ¿Algún día mis dedos, aunque sea, te podrán rozar?